Volvamos a ser nosotras
Volvamos a ser nosotras

Volvamos a ser nosotras

Por Elena Maldonado

Tengo dos varoncitos en la casa que disfrutan jugar a los superhéroes. A veces en la mañana tenemos a Iron Man y a Capitán América desayunando juntos en la mesa. Nuestra casa se convierte en la #7 Stark Tower, y yo, dependiendo de su plan de juego, puede que interprete al personaje de Gamora, Black Widow o Captain Marvel. Mis niños pueden estar horas intercambiándose vestidos de superhéroes, pero cuando se cansan de ese juego en particular, no tienen ningún problema en quitarse sus disfraces y decirse el uno al otro mientras lo hacen, “volvamos a ser nosotros”.

¿Sabes? nosotras somos tentadas a diario a jugar al disfraz con nuestra identidad. Le colocamos antifaces a nuestro género, rol, función y sexualidad. Como mujeres cristianas, a menudo nos vestimos de apariencia de piedad y buenas obras para que nadie sepa lo que realmente está ocurriendo en la intimidad, como si Dios no lo viera todo. Al poner nuestra identidad en cosas completamente erróneas, encubrimos el pecado que nos impide avanzar y caminar en libertad antes que confesarlo y apartarnos del mismo. Tengamos en cuenta esta verdad: “Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.” (Proverbios 28:13, NVI).

Sométanse a Dios, resistan al diablo, y él huirá de ustedes

Uno de los grandes placeres del enemigo de nuestra alma es ver a las hijas de Dios orgullosas, cautivas, culpables, lejos de Dios, aclimatando su identidad a su pecado, y a sus afectos desordenados. Le complace que las que fueron llamadas por Dios mismo escogidas, adoptadas, y justificadas no deseen al Amado de su alma como antes lo hacían. Que las hijas de Dios se valgan de su libertad como pretexto para hacer lo malo abusando de la gracia y amor ofrecidos por Cristo en la cruz, le es de gran satisfacción.

¡Resistámosle para que huya de nosotras! Pero resistirle no será posible si no nos sometemos a Dios en humildad primero.“Pero Él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.  Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes” (Santiago 4:6-7, NVI).

Pidamos a Dios abrir nuestros ojos espirituales hoy y volvamos a ser nosotras. Lea bien, no lo que pensamos ser, no lo que dicen que somos, sino lo que Dios ha dicho que somos desde el principio. “Hagamos un examen de concienciay volvamos al camino del Señor” (Lamentaciones 3:40, NVI). Al acercarnos a Dios con corazones arrepentidos encontraremos el alivio y la restauración¹ que nuestra alma cansada necesita. “Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:16 NVI).

Nuestra identidad está vinculada a nuestra relación con Dios

Nuestra identidad está en última instancia vinculada a nuestra relación con Dios y no podemos entender quién o qué somos si no entendemos quién es Dios². Él es nuestro Padre, y crecer en su gracia y conocimiento evitará que seamos arrastradas por el error como nos exhorta la Escritura en 2 Pedro 3:17-18.

Cuando decimos que pertenecemos a Cristo, estamos también proclamando que no podemos vivir una identidad fuera de Él.  Estamos diciendo que somos sus hijas y que Su verdad habita en nosotras. También le estamos dejando saber al mundo que nuestros cuerpos, género y sexualidad son de Dios, para Su gloria y propósitos. Si declaramos que fuimos creadas por Él y para Él, estamos diciendo que la Palabra de Dios es autoridad sobre nuestra vida y que ella es la verdad aun cuando contradiga lo que sentimos³ y pensamos. “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos—afirma el Señor—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!” (Isaías 55:8-9, NVI). Ya no juguemos al disfraz con nuestra identidad. Arraiguemos nuestros corazones a Su verdad y vivamos libres en Cristo.

“Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (Efesios 4: 22-24 NVI)

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (Gálatas 5: 1 NVI)


¹MacArthur, J. F., Jr. (2006). The MacArthur study Bible: New American Standard Bible. (La 3:40). Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers.

²R.C. Sproul. Las Grandes Doctrinas de la Biblia. El Conocimiento De Uno Mismo y El Conocimiento de Dios. Página 139.

³https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/la-verdad-acerca-de-la-sexualidad/