Hoy en día decir «gracias» parece ser algo automático, obligatorio y tradicional. Es difícil saber si la gratitud proviene verdaderamente del corazón. Pero, aunque nosotros no podemos saberlo, Dios sí lo sabe. En Mateo 15:9 Jesús respondió a los fariseos diciendo: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran».
Dios no será complacido con labios y vidas que aparentan gratitud, pero corazones faltos de ella. Él desea gratitud y adoración de corazón. Y nosotras tenemos razones para dar gracias en todo momento porque fuimos rescatadas de nuestra vana manera de vivir por la preciosa sangre de Cristo.
Oramos que este recurso sea una flecha que te dirija a sumergirte en Su Palabra y cultivar un corazón agradecido para Su gloria. Ora, lee, y medita en la verdad que cada lectura contiene. Después de la lectura de cada día encontrarás el versículo clave en «lettering» para que te animes a memorizarlo.
¡Dios es digno de gratitud de corazón!
Keyla Rodríguez